El partido laborista de Gordon Brown, a pocos meses de unas elecciones cruciales, ha intentado minimizar el escándalo suspendiendo de militancia a los tres antiguos miembros del Gabinete y a otra parlamentaria implicada en el bochornoso caso.
El ex ministro laborista de Defensa Geoff Hoon, la de Sanidad Patricia Hewitt, el de Transportes, Stephen Byers y la diputada Margaret Moran cayeron en la trampa de los reporteros del Sunday Times y el Channel 4.
Ante actores que se hicieron pasar por representantes de grupos de presión estadounidenses, los políticos se jactaron de influir las decisiones del Gobierno y de ser “tan fáciles de alquilar como taxis”, con tarifas que oscilan en torno a las 4.000 libras diarias.
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