La organización benéfica Ayuda Islandesa a las Familias informó que distribuye actualmente leche, pan, huevos, latas de conserva y otros alimentos, a tres veces más personas que cuando estalló la crisis en el 2008; una imagen jamás imaginada para uno de los países más ricos de Europa hasta hace apenas unos meses."La revolución de las antorchas y las cacerolas" denominó la prensa europea a la protesta que hace un año derrocó al gobierno de centro-derecha, al cual culparon de colaborar con los excesos de los banqueros, responsables directos de la actual crisis en el otrora paraíso del Ártico.
"La poca solidaridad de la UE con Islandia ha sido increíble en estos meses, sometida a la presión de británicos y holandeses por el caso Icesave", asegura Elvira Méndez Pinedo, profesora de Derecho Internacional en la Universidad de Reykjavik. "Si la crisis da la medida de cómo va a tratar la UE a Islandia, el país no va a querer la adhesión. Hay numerosas lagunas legales en este caso, que deja a muchas familias al borde de la ruina, y la UE se empeña en mirar hacia otro lado", comentó Méndez.
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