Una gran pancarta en la que se podía leer “No al cierre de la refinería de Flandes” fue desplegada ayer lunes en la sede de TOTAL en París donde se reunía el comité de empresa. Unos 300 manifestantes, algunos con los monos de trabajo intentaron entrar por la fuerza en la sede y fueron disueltos de forma violenta por la policía. Los trabajadores respondieron rompiendo los cristales de la sede central de la empresa.
El futuro de la refinería, que da trabajo directamente a 200 personas e indirectamente a casi 450, se decidió ayer tras casi un mes de incertidumbre, en el que se han sucedido las movilizaciones y las huelgas.
Los trabajadores no comprenden cómo la dirección puede justificar el cierre de la refinería argumentando problemas económicos cuando el año pasado el grupo ha obtenido miles de millones de euros de beneficios.
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